Nuestro pequeño viaje fue de estos proyectos rodados con mucho amor y un equipo reducido. Optamos por un ritmo de rodaje más tranquilo para poder dar prioridad al trabajo de los actores. Un cortometraje donde la imagen debía pasar desapercibida, siendo los diálogos y personajes los que condujeran la acción. La única excepción fue el mundo que vemos a través de la cámara digital de Iván, nuestro protagonista. En esta parte, tuvimos una gran libertad creativa en términos de textura, color y movimiento de cámara. Fue un ejercicio muy interesante rodar como si tuviéramos a tener 10 años, intentando olvidar todo lo que habíamos aprendido de composición y dejarnos guiar por nuestro niño interior, haciendo así creíble que lo estaba rodando Iván, al mismo tiempo que podíamos narrar y dirigir la mirada donde nos interesaba.

Finalmente, fue muy bonito poder utilizar la cámara que tuve cuando tenía 10 años para poder capturar las imágenes que Iván graba. Fue una manera especial de sacarla del armario y darle una segunda vida.

Dirección de fotografía realizada conjuntamente con Dani Benejam.